Caso Clínico – Clara: Rigidez en isquiotibiales y el rol oculto de la pelvis
Clara es profesora de yoga desde hace 7 años. A pesar de su experiencia y práctica constante, lleva tiempo sintiendo que sus isquiotibiales están ‘eternamente acortados’.
Su flexión de tronco está limitada, y siente frustración al no poder profundizar en posturas como uttanasana o paschimottanasana sin tirar excesivamente de la zona lumbar.
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Evaluación Inicial
En la evaluación observamos una tendencia marcada a la anteversión retroversión pélvica, incluso en decúbito supino (boca arriba) bipedestación.
Durante la flexión anterior, su pelvis no acompañaba lo suficiente el movimiento hacia adelante si Clara tenía las rodillas extendidas. se mantenía en retroversión con escaso movimiento sacroilíaco, lo que Esto generaba una sobrecarga lumbar (compresión excesiva de los discos lumbares durante el ejercicio) y rigidez compensatoria en toda la cadena posterior.
La prueba de movilidad activa mostró un rango limitado, y a duras penas aumentaba un mínimo la elasticidad isquiotibial haciendo ejercicios de estiramiento pero sin sensación de estiramiento real en los isquios.
También se identificó hipotonía abdominal profunda, patrón respiratorio torácico alto y falta de disociación entre pelvis y columna lumbar, lo que interfería en su capacidad para organizar el gesto de flexión desde la base.
Intervención Terapéutica
La primera fase se centró en hacer consciente el patrón anteirorizado del cuerpo y su repercusión en todo el organismo, especialmente en su pelvis, columna lumbar y torácica.
Además se le hizo ver la estrecha relación que tiene el exceso de tono de la cadena antepulsada con un funcionamiento psico-coportamental excesivamente orientado a la acción y a proyectarse hacia el futuro, hacia la siguiente tares (next, next, next…
Posteriormente restablecimos la movilidad pélvica y la conciencia lumbopélvica en cuadrupedia y decúbito supino, con ejercicios de basculación y disociación. Se introdujo trabajo respiratorio con énfasis en el diafragma y la expansión costal lateral y posteiror.
Se redujo las contracturas y densificaciones miofasciales de la musculatura de la pantorrilla para conseguir retrasar el centro de gravedad.
Se redujo el tono del cuadrado lumbar y liberaron las lumbares respecto a la pelvis.
Posteriormente, se integraron ejercicios en sedestación y bipedestación, con flexiones asistidas por respiración y activación excéntrica controlada de isquiotibiales.
También se trabajó la elongación axial y la conexión con la raíz de los isquios desde el centro, no desde la fuerza.
Resultados
Después de tres semanas de práctica guiada y consciente, Clara mejoró su rango de flexión sin sensación de tirantez lumbar. Ya no sentía que los isquios estaban ‘acortados’, sino que había recuperado la capacidad de articular desde la pelvis. Además, comenzó a enseñar flexiones desde una nueva perspectiva: no estirar por estirar, sino aprender a organizar el cuerpo para soltar de verdad.