Estiramientos de Cadenas Musculares

Tal y como señalábamos en el artículo anterior, los ejercicios de estiramientos musculares deben perseguir objetivos muy concretos para mejorar el equilibrio tensional de las cadenas musculares.

En la Certificación de Cadenas Musculares y Emociones Fisiom tenemos un amplísimo abanico de ejercicios de estiramiento, muchos de ellos creados por nosotros mismos. A continuación te mostramos algunos de ellos catalogados según el tipo de movimiento que se realiza.

– Estiramientos de flexión.
– Estiramientos de extensión.
– Estiramientos de inclinación.
– Estiramientos de rotación.
– Estiramientos de la “corbata interna” 

¿Qué objetivos se consiguen con los estiramientos de las Cadenas Musculares?

Durante la niñez, todos nuestros tejidos corporales están bien hidratados y gozan de una elasticidad sin restricciones que permite al cuerpo expresarse libremente, tanto desde el punto de vista postural como del movimiento.

Con el paso de los años el tejido miofascial (los músculos y las diferentes fascias que los empaquetan y conectan las estructuras corporales entre sí) van perdiendo elasticidad debido a varias causas. Poco a poco el cuerpo se va viendo atrapado por el exceso de tono y acortamiento miofascial desarrollando las conocidas contracturas musculares y los puntos gatillo miofasciales. Además, las articulaciones pierden amplitud de movimiento y se ven comprimidas y sometidas a un desgaste progresivo con el paso de los años generando las típicas enfermedades degenerativas consideradas propias de la edad (artrosis, hernia discal, lesiones meniscales,…).

A través de los estiramientos musculares y técnicas como el despegado de piel, conseguimos reducir el tono muscular (las contracturas musculares) y elongar los músculos acortados para des-atrapar las diferentes estructuras corporales sometidas a los desequilibrios tensionales de las cadenas musculares.

¿Cuáles son las causas de su acortamiento?

La causas principales que generan un acortamiento en las cadenas miofasciales son los siguientes:

– Una práctica física o deportiva que fomente la hipertonía de determinados músculos. Con esto no nos referimos sólo a ejercicios de tonificación sino a prácticas que lesionen silenciosamente determinadas estructuras como los discos intervertebrales cervicales (aquí te dejamos un importante artículo sobre el tema) y eso provoque una hipertonía muscular refleja.

– Tener una profesión en la que realicemos determinados gestos de manera repetitiva.

– Frecuentar posturas corporales, sobre todo estando sentado o de pie, que impulse a trabajar de manera asimétrica a las cadenas musculares.

– Tener una o varias actitudes psicocomportamentales muy marcadas, que provocaran una alteración en la expresión tensional de las cadenas musculares.

– Tener alguna alteración estructural (forma de un hueso, por ejemplo) innata o bien adquirida (usualmente un accidente).

– Alteraciones provocadas por cicatrices (usualmente quirúrgicas) o bien intolerancias alimentarias que provoquen espasmos de la musculatura lisa intestinal y condicionen con ello la natural expresión posicional del tronco y extremidades.

Si quieres seguir leyendo sobre el tema, puedes clicar cualquiera de los siguientes artículos.

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